El 8 de junio de 1958, Alfonso regresó a la Iglesia de San Miguel, en Watts, Los Ángeles, California, para celebrar su primera misa en la parroquia donde había sido monaguillo; ¡ese día fue hermoso!
Alfonso era un niño muy piadoso, respetuoso y educado. Esto es lo que un amigo de la infancia dijo sobre él: “Todo lo de la iglesia se lo tomó en serio. Solíamos llamarlo "El Santito". Parecía ser mejor que nosotros. Era muy espiritual y tomaba las cosas más en serio. Cuando la gente bromeaba de la Iglesia, los sacerdotes, el rosario... se ponía serio. No se unía a ese tipo de conversaciones. Cuando lo llamábamos "El Santito", simplemente sonreía”.
Gallegos celebraró su primera misa, de la misma manera que lo haría a partir de entonces en cada Eucaristía, "de manera solemne, con mucha reverencia y muy devoto", según lo declarado por los testigos en su causa de canonización:
“Cuando celebraba la misa, era una inspiración; él celebraba de una manera profunda, por la forma en que hablaba. Sus sermones eran sencillos, pero muy centrados en Cristo, invitando a la fe y a la conversión. Me inspiró a ser más devota de la Eucaristía con su ejemplo”.
Alfonso tuvo una gran devoción por la Santa Eucaristía y vivió su vida siempre agradecido, sabiendo que todo es un regalo de Dios.
La estampita, que mandó hacer para su primera misa, en frente tiene la Eucaristía y un cáliz, en el reverso dice: “Gracias Señor por mis padres y por todos los que me ayudaron a llegar hasta tu Santo altar.”
El venerable obispo Alfonso Gallegos y el Sagrado Corazón de Jesús
Hace unos años, al visitar el pueblo natal del obispo Gallegos, uno de sus familiares me dijo: “Padre se ha dado cuenta que el obispo Gallegos fue bautizado en la iglesia del Sagrado Corazón y, la noche en que murió, su última misa fue en la iglesia del Sagrado Corazón.” No había caído en la cuenta de este detalle y quizás providencial.
El obispo Alfonso Gallegos nació en Albuquerque, Nuevo México el 20 de febrero de 1931. El 24 de febrero fue bautizado; el 6 de diciembre 1931 recibe el sacramento de la Confirmación; ambos sacramentos en la iglesia del Sagrado Corazón, en Albuquerque, NM. El 6 de octubre 1991, monseñor Gallegos celebraría su última Eucaristía en la iglesia del Sagrado Corazón en Gridley, California. Muere esa noche en un accidente automovilístico, regresando a su casa en Sacramento. Al comienzo y al final de su vida estuvo presente el Sagrado Corazón de Jesús.
Ha sido interesante escuchar los testimonios de las personas que conocieron al obispo Gallegos que dicen: “Era puro amor, irradiaba amor, te daba amor y te hacía sentirte querido al estar en su presencia.” El obispo tenía un gran corazón que nutría con la palabra de Dios y su devoción eucarística. Dios es amor y el obispo Gallegos siempre iba a la fuente del Amor, Jesús en la Eucaristía, donde está latiendo su corazón y desde donde quiere darnos un corazón semejante al suyo. “Yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica...” Ezequiel 11:19-20.
El obispo Gallegos quizás no fue un hombre elocuente, que haya dejado un legado de libros o muchos escritos, en parte debido a su deficiencia de visión, miopía, con la cual batalló toda su vida. El obispo era más bien un hombre cercano que visitaba a las personas en sus hogares, en su lugar de trabajo, haciéndose presente entre su pueblo. Al acercarse a sus hermanos pudo escribir no con tinta, ni en papel sino en el corazón de las personas dejando un lindo recuerdo de amor y amistad.
Son muchas las personas que recuerdan con cariño a su gran amigo el obispo Alfonso Gallegos. ¡Cuántos no han pedido su intercesión, encontrando ayuda y consuelo! En otros su corazón de piedra se ha convertido en un corazón de carne: abrazando la fe católica, dejando los vicios, reconciliándose con un ser querido…, por nombrar algunos favores recibidos por su intercesión.
Al venerar el Sagrado Corazón de Jesús pidamos a Dios que nos dé un corazón como el suyo, para poder amarnos tal como Dios nos ama, tal como supo corresponder monseñor Alfonso Gallegos al mandato de Jesucristo: “Ámense los unos a los otros.” Que la Virgen de Guadalupe nos ayude a corresponder fielmente al amor de su hijo, representado en su Sagrado Corazón.
P. Eliseo González, Agustino Recoleto.
VENERABLE ALFONSO GALLEGOS APOCADA
Agustino Recoleto, Obispo auxiliar de Sacramento, California
(1931-1991)
El día 8 de julio de 2016, el Papa Francisco autoriza a Cardenal Angelo Amato, SDB, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos de promulgar el decreto sobre las virtudes heroicas del Siervo de Dios Alfonso Gallegos, de la Orden de los Agustinos Recoletos y Obispo auxiliar de la diócesis de Sacramento, California.
I. Datos biográficos
Alfonso Gallegos Apocada nació en Albuquerque (Nuevo México, Estados Unidos) el 20 de febrero de 1931, en una familia profundamente piadosa. Fueron 11 hermanos. Nació con una gravísima miopía que le mantuvo siempre al borde de la ceguera total. Sin embargo, a pesar de este problema tenía una expresiva sonrisa, que llenaba su rostro.
Los Agustinos Recoletos de la parroquia de San Miguel, en el barrio de Watts en Los Ángeles (California), ayudaron a que en su monaguillo siguiera viva la llamada de Dios. Su problema de vista siempre provocó dudas sobre su capacidad para el ministerio. Realmente tenía muchísimas dificultades para leer. Pero su esfuerzo y espíritu de amor a Dios convencieron a todos de su idoneidad. El 3 de septiembre de 1954, Alfonso hizo la profesión religiosa perpetua como agustino recoleto en la Provincia de San Agustín en la ciudad de Kansas, Estados Unidos. Fue ordenado sacerdote el 24 de mayo de 1958.
Como sacerdote, sirvió en varios ministerios de Estados Unidos: capellán del hospital, maestro de los novicios y párroco en la iglesia donde se crió. Watts era y es un barrio de Los Ángeles marcado por la pobreza, la marginalidad y la delincuencia. La mayor preocupación de Alfonso fue la educación de los jóvenes y crear alternativas a las peligrosas bandas en las que se agrupaban ellos. Su dedicación pastoral hizo que fuera nombrado en 1979 primer director de la Oficina de Asuntos Hispanos de los obispos de California. Organizó esa nueva oficina y toda una red de trabajo pastoral a favor de los emigrantes, en relación con las diócesis de la frontera entre México y Estados Unidos.
El 4 de noviembre de 1981 fue consagrado obispo auxiliar de Sacramento (California). Siendo obispo estaba siempre en el camino pasando su tiempo para los feligreses latino-americanos. Les visitaba y dormía con ellos en el campo de trabajo, les defendía delante de los legisladores civiles y les acogía en la iglesia. Durante los fines de semana, pasaba muchas horas de la noche con los jóvenes en los parques, haciéndose amigo de ellos, animándoles de dejar las drogas y actividades criminales, invitándoles a la misa, volver a la escuela y hacer esfuerzo para construir un mejor futuro. Le hacían caso porque vieron en el un padre que se interesaba de ellos y les escuchaba. Bendecía los coches de los “low riders” y se montaba con ellos. Defendía el derecho de los innatos. Todo el mundo tenía un lugar en su agenda: los pobres, enfermos, personas mayores y los presos a pesar de su religión, cultura y color. Les atendía con mucha atención y sin prisa.
II. Fama de santidad
Quienes conocieron a Mons. Gallegos, destacan de su personalidad cinco rasgos:
- su humildad y gentileza, su alegría constante y la paciencia con la que vivió su limitación en la vista, sin protestar jamás;
- el trato amable y cariñoso con todos, incluso con aquellos que entorpecían su ministerio pastoral;
- su fidelidad a su vocación agustino-recoleta, que sus tareas como sacerdote y obispo nunca le llevaron a descuidar. Siempre se mantuvo ligado espiritualmente a la comunidad, aun cuando el servicio a la Iglesia le llevó a una ciudad donde no había ni hay casa de la Orden;
- su compromiso con los pobres, especialmente con los trabajadores y emigrantes latinos que buscan mejor futuro en Estados Unidos y encuentran desarraigo, opresión e injusticias. Fue una voz pública que defendía a los más necesitados antes los legisladores civiles.
- su vida de oración, base de cualquier otra actividad o aspecto de su vida; la Eucaristía y el amor a María, la Virgen de Guadalupe, y las muchas horas ante el Sagrario cada día.
Monseñor Alfonso Gallegos murió el 6 de octubre de 1991 en un accidente vehicular. Terminó así una vida de servicio y amor a Dios, encontrado en los más sencillos y necesitados, siempre llevando alegría a los demás.
III. Proceso de canonización
El 4 de diciembre de 2005, catorce años después de su muerte, se abrió el proceso diocesano para la causa de canonización de Mons. Alfonso Gallegos. La solemne apertura tuvo lugar en la catedral del Santísimo Sacramento, Sacramento (California), presidida por el Obispo de la diócesis, Mons. William K. Weigand. Durante el proceso se entrevistaron 130 testigos de vista. El proceso diocesano fue terminado el día 5 de noviembre de 2006, un día después de la celebración de los 25 años de la ordenación episcopal (4 noviembre 1981) de Mons. Gallegos. La Congregación de la Causa de los Santos en Roma dio el Decreto de Validez del proceso diocesano el día 4 de julio de 2008.
Con el propósito de dar más accesibilidad a la gente para acercarse a la tumba de Mons. Gallegos, se solicitó el permiso de trasladar su cuerpo al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe situado en el centro de la ciudad. El 10 de marzo de 2010 la Congregación de la Causa de los Santos concedió el permiso para exhumar el cuerpo de Mons. Gallegos desde el St. Mary Catholic Cemetery. Los restos mortales fueron depositados a la nueva tumba el 27 de marzo de 2010.
La Positio Super Virtutibus (exposición en escrito sobre su vida, ejercicio de las virtudes heroicas y fama de santidad) fue entregada a la Congregación de las Causas de los Santos el 25 de junio de 2014. El 17 de marzo de 2016 la Comisión de los Teólogos aprobó dicha Positio. Los Obispos y Cardenales de la Congregación de los Santos dieron sus votos favorables el 5 de julio de 2016. El 8 de julio de 2016 Papa Francisco autoriza la misma Congregación de promulgar el decreto de sus virtudes heroicas, concediéndole el titulo de Venerable.
Lo que falta ahora es un milagro por su intercesión para que sea declarado beato y otro milagro para su canonización.
El niño Alfonso bebió en el seno de la familia la devoción a la virgen María. Sus padres mostraron siempre un interés especial por la formación religiosa de los once hijos. Los hermanos mayores enseñaban a los más pequeños el catecismo y rezaban todos juntos a diario el rosario. Esta devoción mariana del rosario le acompañó a Alfonso toda la vida.
En su proceso formativo para ser agustino recoleto y ordenarse sacerdote tuvo serias dificultades por su miopía agudísima, pero su fortaleza y confianza en la virgen María le ayudaron a seguir adelante.
Una vez ordenado sacerdote se solicitó dispensa -que fue otorgada por la Sagrada Congregación de Religiosos en Roma-, para eximirle de recitar el Oficio Divino, por deficiencia de la vista, reemplazándolo por el rezo del rosario, y se le autorizó celebrar misa de la santísima virgen María y de difuntos como práctica habitual.
Las dispensaciones dicen lo siguiente:
“De acuerdo con el Rescripto de la Sagrada Congregación de Religiosos, N. 9010/56, de fecha 4 de diciembre de 1956, a fray Alfonso Gallegos de San José, de la Orden de Agustinos Recoletos, se le concede dispensa de la recitación del oficio divino, por enfermedad de los ojos.Su pobre visión fortaleció aún más su amor por la santísima Virgen, según declaran algunos testigos en su causa de canonización. Aportamos algunos testimonios:
-“Su devoción a la bienaventurada virgen María fue muy especial y ella definitivamente lo guió durante toda su vida ... fueron sus cuentas del rosario las que lo sostuvieron durante los años muy difíciles mientras estudiaba para el sacerdocio.”
- “Su devoción a la bienaventurada virgen María fue legendaria, especialmente a Nuestra Señora de Guadalupe. Lo observaba de vez en cuando rezando el rosario mientras caminaba por los terrenos del monasterio.”
- “Era un hombre de oración, lo veías caminando, rezando el rosario en los jardines de la iglesia de Santa Rosa, Sacramento. En Navidad, en las posadas, nos acompañaba por las calles, cantando y rezando el rosario. No era un secreto que amaba a la Virgen de Guadalupe y le gustaba rezar el rosario. Era muy mariano y tenía una fuerte devoción a la Santísima Madre.”
- A Alfonso le encantaba rezar el rosario mientras viajaba. Los testigos que declaran para su canonización confirman que rezaba el rosario todos los días: “La oración más familiar y cómoda para el obispo Gallegos fue el rosario. Esta simple devoción era constante en él. El rosario era una forma cómoda de oración. No recuerdo ninguna ocasión en que viajáramos en un automóvil y que él no iniciará el rosario en los primeros minutos.”
- “El obispo Alfonso estaba visitando España. Quería visitar la comunidad en Monteagudo (Navarra) y rezar ante la tumba de su hermano agustino recoleto, el obispo san Ezequiel Moreno. Así que tomamos un tren que tardó cinco horas desde Madrid a Monteagudo. Durante nuestro viaje comenzamos a rezar el santo rosario. Después de un rato una señora se nos acercó y nos preguntó si podía rezar con nosotros. Se unió a nosotros para rezar, y luego vinieron otras dos señoras que preguntaron lo mismo. Terminamos rezando todos juntos.”
Con profundo amor y devoción a Nuestra Señora de Guadalupe, organizó peregrinaciones a la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México en varias ocasiones, donde confió a la Santísima Virgen su ministerio episcopal tras su consagración como obispo, y al santuario mariano de San Juan de los Lagos.
El 26 de agosto de 1981 Gallegos recibió la noticia de que había sido nominado para el Episcopado y se dirigió a la Santísima Madre para que lo ayudara, según lo narrado en su diario:
“El obispo Francis Quinn me llamó por teléfono a la parroquia de Santa Rosa en Sacramento para reunirse conmigo donde me dijo que su Santidad el papa Juan Pablo II me había nominado para el Episcopado. Pasé la noche en oración pidiéndole al Espíritu Santo que me iluminara para tomar la decisión correcta y hacer la voluntad de Dios. Le pedí a Nuestra Señora que me ayudara a ser humilde y abierto a la voluntad de su Hijo. Sentía miedo y estaba conmovido. Mi nominación como obispo auxiliar de Sacramento, California, fue una total sorpresa para mí”.El 31 de agosto, una vez que había aceptado su nombramiento como un obispo, escribe:
“Recé especialmente más hoy al Espíritu Santo que me ayudara a ser un obispo bueno y humilde. Le pedí a Nuestra Señora que estuviera conmigo y me ayudara.”Nuestra Señora lo ayudó a cumplir su misión terrenal hasta que terminó el 6 de octubre de 1991 en un trágico accidente automovilístico.
El obispo Gallegos fue párroco del santuario nacional de Nuestra Señora de Guadalupe en Sacramento, California, y allí residió hasta su muerte. Un feligrés, que colaboró con el obispo allí, dice: “Estaba orgulloso de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, porque es el único santuario registrado en los Estados Unidos que representa a la basílica de Guadalupe de la Ciudad de México. Siempre decía: “Tenemos que trabajar duro para tener esto como el santuario principal para que la gente venga aquí. Trabajó muy duro en eso.”El deseo de monseñor Alfonso continúa cumpliéndose mientras los fieles rezan y tienen culto en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe para buscar su intercesión. A menudo, los peregrinos vienen a rezar ante su tumba, donde descansan sus restos mortales, unido a la Virgen de Guadalupe, a quien quiso tanto.
Todos somos peregrinos donde vamos caminando juntos animados a: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” (Romanos 12:15)
Durante este tiempo difícil, oramos por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido debido a COVID-19 y por sus familias y amigos que lloran su muerte. Encontramos consuelo en la resurrección de Jesucristo, que trajo alegría y esperanza a los discípulos que lloraban su muerte.
Otro tipo de historia de la resurrección es cualquier conversión donde uno retorna a Dios: una historia de muerte a la antigua vida y el nacimiento a una nueva, de la oscuridad a la luz, y de la tristeza a la alegría. Recordemos que en medio de nuestro sufrimiento y oscuridad, hay esperanza como recordamos en la famosa transformación de San Agustín.
En el calendario litúrgico el día 24 de Abril, nos regocijamos con San Agustín recordando su conversión y su entrada en la fe católica con su bautismo en la Catedral de Milán por San Ambrosio. Este momento en su vida estuvo lleno de lágrimas y emoción mientras lo describe: “¡Cuántas lágrimas derramé escuchando los himnos y cánticos que dulcemente resonaban en tu Iglesia! Me producían una honda emoción. Aquellas voces penetraban en mis oídos, y tu verdad iba destilándose en mi corazón. Fomentaban los sentimientos de piedad, y las lágrimas que derramaba me sentaban bien.” (Confesiones IX, 6) Agustín, lloró lágrimas de alegría, de paz y consuelo en Dios, como escribe: “…nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.” (Confesiones I,1)
Dios está cerca de quienes sufren y lloran, como lo estaba con Santa Mónica en sus dolores y lágrimas por su hijo Agustín, orando constantemente por su conversión. Dios continúa estando cerca de aquellos que buscan su ayuda.
Tal fue el caso de Margarita, quien en Sacramento, California, estaba luchando en su matrimonio de 30 años, al borde del divorcio. En su desesperación, comenzó a asistir a la misa dominical una vez más para buscar la ayuda de Dios.
En el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Sacramento en una ocasión durante la Misa, escuchó sobre el Venerable Obispo Alfonso Gallegos y los favores atribuidos a su intercesión. Después de esa misa, ella oró con gran fe ante la tumba del obispo Alfonso en el Santuario por su matrimonio, su esposo y su familia. Lloró mientras rezaba, pero experimentó una sensación de paz después de que terminó de suplicar a Dios su ayuda. Ese día regresó a casa de la misa decidida a no discutir más con su esposo, sino a continuar buscando la fortaleza de Dios. Después de ese día, durante tres meses, asistió a misa semanalmente, hasta que un día su esposo no católico David le preguntó si podía asistir a misa con ella, lo cual ella aceptó.
El domingo siguiente, David y Margarita asistieron a misa juntos en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Sacramento. En el momento de la consagración, cuando el sacerdote elevó la Eucaristía, David comenzó a llorar sin control; lloró y lloró. Una vez terminada la misa, David dice que experimentó una alegría y una paz que nunca había experimentado antes. Sintió la necesidad de cambiar su vida y ser una mejor persona. Decidido a continuar viniendo a misa, también se inscribió en las clases de formación en la fe para aprender más acerca de la fe Católica.
Unos meses después de que David comenzara las clases de formación en la fe, mientras Margarita conducía escuchando la radio, una voz en su cabeza le dijo: “Tu esposo se convirtió gracias al obispo Gallegos.” Ella se había olvidado de sus oraciones a él. David se convirtió al catolicismo y se bautizó durante la Vigilia Pascual en 2018, para alegría de su esposa y su familia.
La historia de Margarita es una de esperanza y alegría para estos tiempos difíciles en los que tantos matrimonios y familias se encuentran, para no perder la esperanza, confiar en el Señor, “echando toda su ansiedad en Él, porque Él se preocupa por ti.” (1 Pedro 5:7)
No sorprende que muchos favores, incluidas las historias de conversión similares a esta, se atribuyan a la intercesión del Venerable Alfonso Gallegos, que era amigo de todos, sin importar su raza o credo. Siempre estaba en busca de la oveja pérdida para traerla al Buen Pastor Jesucristo, que era su fuerza y esperanza.
Sigamos caminando juntos sabiendo que Jesús nunca nos abandona; Él ve nuestras lágrimas, conoce nuestras necesidades y escucha nuestras oraciones. Él atendió las oraciones de Santa Mónica, que oró por su hijo Agustín y escuchó las oraciones de Margarita que rezó pidiendo la intercesión del Venerable Alfonso Gallegos por su matrimonio y su marido. Tomemos en serio las palabras del gran San Padre Pío: “Ora, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración.”
Alfonso Gallegos fue ordenado sacerdote en la Orden de Agustinos Recoletos en 1958 y nombrado Obispo Auxiliar de Sacramento, CA en 1991. Sirvió en Nueva York, Los Ángeles y Sacramento. Su causa de canonización se abrió en diciembre de 2005 y que fue declarado Venerable por el Papa Francisco en 2016. Sus restos mortales descansan en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Sacramento.